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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

Se inaugura el edificio del Congreso Nacional

El 12 de mayo de 1906 el Congreso de la Nación estrenaba su imponente edifico en oportunidad que el presidente José Figueroa Alcorta pronunciaba su mensaje inaugural de las sesiones ante la asamblea legislativa. 

Esta primera sesión se efectúa en medio de escombros, armazones de hierro y andamios, ya que el edificio aún no estaba terminado y sus obras finales recién concluirían en el año 1946. El 12 de marzo de ese año había fallecido el presidente doctor Manuel Quintana luego de casi tres meses de postración y es sucedido en el cargo por el vicepresidente quien ya ejercía el poder, por delegación, desde fines de febrero. 

Eran senadores por Corrientes Valentín Virasoso y Manuel Florencio Mantilla y los diputados nacionales: Adolfo Contte, Ramón Díaz de Vivar, Pedro R. Fernández, Federico Garrido, Benigno Martínez, Eduardo Mohando y Juan José Silva.

La primera gran iniciativa que sanciona el Congreso desde su nueva casa es la Ley de amnistía que promueve Figueroa Alcorta y que tuvo como principal expositor a Carlos Pellegrini, la que estaba dirigida a pacificar los espíritus a un año y medio de los sucesos revolucionarios producidos por Yrigoyen y sus seguidores. 

Una manifestación de 25.000 radicales celebró la decisión del Congreso desfilando por las calles de Buenos Aires, la que rodeo al flamante palacio legislativo dando la bienvenida a los desterrados que volvían al país y a los correligionarios que recuperaban su libertad. Fue el primer acto público en las inmediaciones del nuevo edificio, lo que hoy se constituye casi a diario en un deporte nacional. 

Lo que fue un antiguo aserradero se había constituido en un majestuoso edificio al que llamaron espejo del “capitolio” en el sur, emplazado frente a la Plaza Lorea, que pasó a llamarse desde ese día “Plaza de los dos Congresos” en homenaje a las Asambleas Constituyentes de 1813 y de 1853. Quedaron atrás los primeros edificios: el que funcionó en tiempos de la Confederación en el colindante con la Casa de Gobierno, en la ciudad de Paraná desde el 17 de octubre de 1854 hasta el 30 de septiembre de 1861. El Senado se mudó en 1858 a un nuevo edificio erigido en el predio lindante con la Iglesia matriz. 

Tras la batalla de Pavón todo cambia y el Congreso Nacional reinicia sus sesiones  en Buenos Aires cuando el 25 de mayo de 1862 Bartolomé Mitre, como Presidente de hecho, inaugura sus sesiones en la sala de la Legislatura bonaerense ubicada en calle Perú 272. 

Esto provocó inconvenientes, dado que en el mismo recinto funcionaban cuatro organismos legislativos, el nacional y de la provincia de Buenos Aires. A los dos años se dicta la ley Nº 31, el 18 de octubre de 1862, fijando las pautas para la construcción del nuevo edificio que se inaugura en 1864 en la calle Victoria 318, hoy Hipólito Yrigoyen, cuando también, un 12 de mayo, día jueves, salieron caminando desde la Casa de Gobierno para dirigirse al flamante edificio, el presidente Mitre con sus cuatro ministros: Rufino de Elizalde, el general Gelly y Obes, Eduardo Costa y Dalmacio Vélez Sarsfield. En ese lugar permanecerá hasta 1906 en que se muda a su actual emplazamiento, teniendo antes que actuar de itinerante cuando a raíz de la revolución encabezada por Tejedor y Mitre, quienes desconocieron el triunfo presidencial de Roca, se tuvo que trasladar el 2 de junio de 1880 al entonces pueblo de Belgrano, acompañándolo a Avellaneda el Senado y parte de los diputados.

A los dos años de inaugurarse el imponente edificio, el 25 de enero de 1908, el Presidente de la Nación Figueroa Alcorta decide por decreto clausurar el Congreso de la Nación, medida que provoca un conflicto de poderes. Había encontrado resistencia en un amplio espectro de legisladores que le niegan y demoran todas las iniciativas parlamentarias, entre ellas, el presupuesto de la nación del año en curso. Ante el riesgo de la paralización administrativa Figueroa Alcorta asume la actitud enérgica y extrema.

La ley 2.461, del 5 de julio de 1889, es la que determinó que se construya en el predio ubicado entre las calles Rivadavia, Entre Ríos, Victoria (hoy Yrigoyen) y Combate de los Pozos. Participaron del concurso con sus respectivos proyectos 28 arquitectos, tanto argentinos como extranjeros, algunos de los cuales residían permanentemente en nuestro país. Comenzó a construirse en 1898 y su imponente arquitectura de estilo neoclásico fue diseñada por el arquitecto italiano Víctor Meano, quien más tarde lo asoció al emprendimiento a su compatriota Francisco Tamburini, autor del proyecto de la Casa Rosada. La empresa constructora es de Pablo Besana y Cía. El imponente edificio fue levantado por 1.000 obreros a un costo de 14 millones de pesos, cifra que terminó elevándose a 40 millones. 

Es de nobilísimo estilo grecorromano, de proporciones perfectas, ofreciendo un aspecto de magnificencia severa y elegante. El proyecto de Meano se inscribe absolutamente en la corriente arquitectónica que reconoce como fundamental a tres ideas centrales: el academicismo, el eclecticismo y el clasicismo. 

Sus salones más imponentes que sobresalen de sus 50 mil metros cuadrados son el Azul, que presenta la magistral cúpula que sostiene una araña de 2.000 kilos con más de 300 lamparitas, donde se han efectuado los sepelios de presidentes como Perón y Arturo Frondizi entre otros, y el de los “Pasos Perdidos”, cuyo nombre proviene de los salones de los tribunales franceses donde los abogados circulaban con “pasos perdidos” y sin rumbo definido, en busca de las salas donde estaban radicadas las causas que patrocinaban.

Si bien en el año 1859, el 23 de agosto, se sancionó la Ley Nº 212 fundacional de la Biblioteca del Congreso de la Nación,  en 1917 se establece la estructura orgánica. Se designó una Comisión Administradora integrada por dos diputados y dos senadores y el 18 de octubre de ese año se inauguró la primera Sala de Lectura Pública dentro del Palacio del Congreso, cuya fina presentación en madera es el deleite de visitantes y lugar de estudios de legisladores, asesores y técnicos. 

Tras setenta y dos años de actividad parlamentaria en este edificio la Cámara de Diputados inaugura su anexo en Riobamba y Rivadavia y el Senado hace lo mismo habilitando la ex Caja de Ahorro con igual fin en los años 1084/1990.     

    Los legisladores que más tiempo permanecieron bajo su techo fueron: Dr. Juan Ramón Vidal, 25 años, porque si bien asumió su cargo en el anterior edificio en 1889 y habitaba el nuevo cuando su inauguración hasta 1908, renunciando para ser gobernador por segunda vez, luego asumió en 1915 hasta 1922 y desde este año hasta la revolución del 6 de septiembre de 1930; resultando electo nuevamente en 1932 y reelecto en 1935, desempeñándose hasta su muerte acaecida en 1940. Lo siguen en promedio el puntano Oraldo Britos ya más acá en el tiempo en ambas cámaras y que sumados a sus tres años del ciclo 1973/76 totaliza 25 años de mandato; el doctor Eduardo Menem con 22 años de gestión continuada y el bonaerense Lorenzo Pepe de 1983 al 2005. El record por haber desempeñado más tiempo el cargo de legislador nacional lo tiene el correntino Vidal, 33 años y cuatro meses, secundado por el Senador Nacional de Jujuy Domingo Teófilo Pérez, quien representó a su provincia de 1886 a 1910, es decir, 24 años ininterrumpidos. Sus escoltas más inmediatos ya de 1984 hasta nuestros días, entre otros son Alberto Natale con 20 años, Cristina Guzmán de Jujuy 19 años y Luis Agustín León de Chaco 18 años entre 1983 y 2001.

Su historia: En 1889 el presidente Juárez Celman envió al Congreso de la Nación un proyecto de ley que proponía como locación para un nuevo Palacio Legislativo la manzana comprendida por la calles Entre Ríos, Combate de los Pozos, Victoria (hoy Yrigoyen) y Rivadavia, frente a la necesidad de asignar al Poder Legislativo una sede definitiva. La elección del lugar implicaba delinear un eje cívico en torno a la Avenida de Mayo, en cuyos extremos se situarían la Casa de Gobierno y el Cabildo histórico, por un lado, y el Congreso Nacional, por el otro.

    El edificio se construyó luego de un concurso internacional de proyectos realizado en 1895. Por iniciativa del senador Miguel Cané, en 1905 se sancionó la Ley 4869 que establecía la creación de la Plaza del Congreso en terrenos expropiados. En 1906 los legisladores decidieron que el inminente período legislativo debía iniciarse en el nuevo edificio, que aún no estaba terminado. Así fue que el 12 de mayo de 1906, con la presencia del presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta, se inauguró el Palacio Legislativo entre armazones de hierro y otros elementos de construcción, en un recinto de sesiones todavía sin bancas. 

    El Palacio quedó finalmente concluido en 1946, cuando se colocó el revestimiento de mármol del exterior del edificio que restaba completar. El 28 de diciembre de 1993, el decreto 2676 del Poder Ejecutivo Nacional declaró al Palacio del Congreso “Monumento Histórico y Artístico Nacional”. Entre sus consideraciones, el decreto establece que el edificio del Congreso constituye un referente de nuestra identidad cultural, por lo que se considera necesaria la preservación y presencia física de sus valores históricos y estéticos.

La cúpula del Palacio, de ochenta metros de altura, puede verse desde la Avenida de Mayo, en una perspectiva urbana inigualable. Su estructura reticulada de hierro se apoya en un basamento de cuatro pórticos y está revestida en cobre que, en contacto con la atmósfera, adquiere su color verde característico.

Esculturas de Lola Mora son las que se encuentran a ambos lados de la explanada de acceso representan a La Libertad, El Comercio y dos leones. El grupo escultórico de la derecha representa a La Paz, La Justicia y El Trabajo.

Cuadriga ubicada por encima del pórtico de seis columnas corintias de la entrada ceremonial del Palacio se encuentra la gran escultura de bronce de ocho metros de altura y veinte toneladas de peso, realizada por el escultor Víctor de Pol. La escultura representa a la República triunfante, en un carro tirado por cuatro caballos.

Las Victorias Aladas pueden verse en las cuatro esquinas del Palacio, sobre el techo, esculturas también realizadas por Víctor de Pol. Cada esquina del frente del edificio cuenta con una Victoria Alada. En cada esquina de la fachada posterior del Palacio hay dos Victorias Aladas. En total, las Victorias Aladas son seis.

El Salón de las Provincias de doble altura forma parte del acceso ceremonial al Palacio. Su gran vitral en la altura representa a la República Argentina en un fondo de campos cultivados que simboliza el progreso económico que aseguraba la unidad política nacional.

El Salón Azul tiene una planta de ocho lados que sostiene la majestuosa cúpula del Palacio, cuatro pares de columnas de mármol que jerarquizan los accesos, un piso con mosaicos alemanes artísticamente decorados, finos mármoles aplicados a los muros, un zócalo de granito rojo de Bélgica en su base y cuatro nichos de mármol rosa de Alicante que alojan enormes jarrones de bronce. Está decorada con veinticuatro esculturas alegóricas que representan al comercio, las comunicaciones, la caza, la pesca y el transporte, entre otras actividades económicas.

La Araña del Salón Azul que pende desde el centro de la cúpula del Salón Azul, a 65 metros de altura, una enorme araña de bronce que pesa 2.054 kilos y mide 5,20 metros de altura y 2,90 metros de diámetro. 

El Recinto Cámara de Senadores es un hemiciclo que consta de 76 bancas y dos pisos de galerías destinadas al público y la prensa. 

Recinto de la Cámara de Diputados tiene forma de hemiciclo como la del Senado, pero sus dimensiones son mucho más grandes, ya que alberga 257 bancas. Este recinto incluye tres pisos con balcones o palcos en galería. En el ambiente predominan los mármoles de tonos claros y las columnas monumentales. Cuenta con un gran vitral con el Escudo Nacional rodeado de figuras alegóricas.

El  Salón de los Pasos Perdidos funciona como una antesala del recinto de diputados. El salón está coronado por un gran vitral de cinco piezas con figuras alegóricas relacionadas con el programa de la Generación del 80, cuadro de la Jura de nuestra Constitución Nacional que abarca de pared a pared, donde se aprecia a quien sentaron en la cabecera los hombres de su tiempo: don Pedro Ferré.

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